El domingo se produjo un lamentable espectáculo en el Vicente Calderón que se saldó con un fallecido. Pero este artículo no tiene nada que ver con ese incidente. Porque la violencia, como concepto general, está en todas partes, y concretamente en el deporte debido a la competividad que conlleva. Y en el baloncesto ha habido tres grandes demostraciones de violencia en partidos.
Aunque el baloncesto NBA no cuenta con aficionados radicales como otros deportes o como el baloncesto en otros lugares del mundo, se han dado casos de peleas, aunque normalmente no entre aficionados.
En la Liga Venezolana de Baloncesto se desató el caos en julio, cuando en el partido que enfrentaba a los Cocodrilos de Caracas y a los Marinos de Anzoátegui fue suspendido a tres segundos de la conclusión del encuentro. Los Marinos confiaron la posesión en su alero, Leon Rodgers, que pierde la bola a falta de pocos segundos y es la chispa que enciende la mecha.
Los aficionados comenzaron a arrojar botellas de vidrio a la cancha, se apaleó a muchos jugadores y la policía tuvo que lanzar disparos de emergencia, que hicieron que los jugadores huyeran a los vestuarios. El partido se suspendió y se evacuó el estadio.
Pero sin embargo la mayor muestra de violencia en el baloncesto fue en el, por desgracia recordado, cuarto partido de la final griega entre el Olympiacos y el Panathinaikos. Irónico que el pabellón fuera el Pabellón de La Paz y la Amistad, puesto que antes de comenzar el encuentro ya se lanzaron bengalas y distintos objetos, además de una bomba de humo. El infierno vivido obligó a paralizar el encuentro. El partido intentó renaudarse en varias ocasiones pero los jugadores se dieron por vencidos y el partido se canceló hasta la una de la mañana, cuando se lanzó la bola al aire. Pero entre peleas de hinchas y lanzamiento de objetos a la pista se suspendió a un minuto del final. Aficionados se escondieron cuando el estadio estaba siendo desalojado y aprovecharon a lanzar más bengalas a jugadores de ambos equipos.
Aunque el baloncesto NBA no cuenta con aficionados radicales como otros deportes o como el baloncesto en otros lugares del mundo, se han dado casos de peleas, aunque normalmente no entre aficionados.
En la Liga Venezolana de Baloncesto se desató el caos en julio, cuando en el partido que enfrentaba a los Cocodrilos de Caracas y a los Marinos de Anzoátegui fue suspendido a tres segundos de la conclusión del encuentro. Los Marinos confiaron la posesión en su alero, Leon Rodgers, que pierde la bola a falta de pocos segundos y es la chispa que enciende la mecha.
Los aficionados comenzaron a arrojar botellas de vidrio a la cancha, se apaleó a muchos jugadores y la policía tuvo que lanzar disparos de emergencia, que hicieron que los jugadores huyeran a los vestuarios. El partido se suspendió y se evacuó el estadio.
Pero sin embargo la mayor muestra de violencia en el baloncesto fue en el, por desgracia recordado, cuarto partido de la final griega entre el Olympiacos y el Panathinaikos. Irónico que el pabellón fuera el Pabellón de La Paz y la Amistad, puesto que antes de comenzar el encuentro ya se lanzaron bengalas y distintos objetos, además de una bomba de humo. El infierno vivido obligó a paralizar el encuentro. El partido intentó renaudarse en varias ocasiones pero los jugadores se dieron por vencidos y el partido se canceló hasta la una de la mañana, cuando se lanzó la bola al aire. Pero entre peleas de hinchas y lanzamiento de objetos a la pista se suspendió a un minuto del final. Aficionados se escondieron cuando el estadio estaba siendo desalojado y aprovecharon a lanzar más bengalas a jugadores de ambos equipos.