Otro año más, parecía que los Clippers ocuparían las partes bajas de clasificación y para colmo el gran Chris Paul estaba a punto de convertirse en jugador del enemigo, Los Ángeles Lakers. Pero, el ya retirado David Stern bloqueó la operación. En ese momento, irrumpió la sonrisa del eterno vecino perdedor haciéndose con los servicios del, para mí, mejor base de la liga.
Desde aquel momento, los Clippers son expertos en hacer saltar a los aficionados del sofá en madrugadas de inviernos con un juego basado en el espectáculo, conducido por CP3 y culminado la mayor parte de las veces por Blake Griffin y, su compañero en la pintura, DeAndre Jordan.
Pero ya se sabe que no siempre espectáculo es sinónimo de éxito, y en el caso del equipo de California así ha sido. Sí es cierto que desde la llegada de Paul se han conseguido clasificar para los playoffs siempre, aspecto llamativo contando con que la última vez que lucharon por el anillo fue en la temporada 2005-06, pero siempre han caído derrotados de manera contundente.
Como se puede observar, a los aficionados de este equipo ya no nos vale con ganar al eterno rival y compañero de pabellón, los Ángeles Lakers o pescar un buen puesto en el draft, sino que tenemos todas las esperanzas puestas en alzar el campeonato en el mes de junio.
Este año vuelvo a creer en ellos, pero esta vez más que nunca. Independientemente de que las incorporaciones no me parezcan del todo brillantes (Hawes, Udoh, Cunningham) en comparación con las bajas (Collison, Dudley, Granger) , creo que el equipo mantiene a todos sus pilares, que, además, están en el auge de sus carreras, y que un año más prometen sobrevolar los cielos de LA.
Aunque debo confesar que no creo en los Clippers solamente por ellos, sino porque tengo la certeza de que este año la igualdad va a ser máxima. Lebron inicia una nueva aventura en su hogar, en Cleveland, y considero que vamos a tener que esperar una o dos campañas para observar a los de Ohio a su mejor nivel. Además, Oklahoma puede acusar la baja de Durant los primeros meses de competición, los Spurs suman otro año más (lo de todo los años, ¿nos seguirán sorprendiendo?) y otros equipos como Chicago, los Warriors o los Wizards los considero en un escalón inferior a los californianos.
Este año la NBA va a estar muy cara y la ilusión, el compañerismo, el equipo, la compenetración o la química serán un factor determinante para convertirse en la mejor franquicia de la temporada a mediados de junio y creo que todos los aspectos mencionados anteriormente le sobran al equipo dirigido por Doc Rivers.
Por ello, como gran aficionado de esta liga espero que aprovechen esta gran oportunidad y que, sobre todo, sigan haciéndonos vibrar y sonreír con su juego espectacular y en equipo porque, ya saben señores, un jugador puede ganar un partido pero un equipo gana campeonatos...