Calma, knickerbockers

Si bien los New York Knicks completaron la pasada temporada un brillante y sorprendente recorrido, finalizando en la segunda posición de la Conferencia Este, ganando también la división del Atlántico y llegando hasta semifinales de Conferencia cayendo ante los Pacers, lo de esta campaña no se explica de manera precisa.


Tal vez la pérdida de los pesos pesados en el vestuario, de gente experimentada y seria en su trabajo, pueda ser la causa. Hablamos de hombres como Rasheed Wallace, Kurt Thomas o el bueno de Jason Kidd. Todos ellos eran el apoyo de Mike Woodson e inyectaban serenidad y estabilidad al equipo ya fuese sobre la pista o desde el banquillo.

Los refuerzos que llegaron a los Knicks en el verano se valoraban positivamente, pero bien es cierto que estos aún no han cuajado de manera ideal. Actualmente el balance del equipo es negativo, pero se luchará por los Playoffs, eso seguro. La estrella neoyorquina, Carmelo Anthony, tiene ante sí unos meses complicados en los que debe de orientar al equipo hacia el camino correcto además de lidiar con los constantes rumores sobre su futuro.

También podríamos echarle el anzuelo a JR Smith. Ese gran talento desaprovechado. La temporada anterior se ganó el contrato, haciendo un gran papel y deslumbrando constantemente. Pero cuando más le necesitaba el equipo, en las fases finales, desapareció. Y en esta campaña, JR ha tenido ya serios problemas de disciplina combinados con malos partidos que han acabado por desquiciar al coach. Los Knicks con un Smith en calma y asentado, serían capaces de hacer maravillas, eso hay que tenerlo en cuenta.


En definitiva, merodeando la mitad de la regular season, los Knicks han dado un paso al frente en este 2014 y quieren seguir escalando puestos. Calidad hay en la plantilla y en las victorias ante los Heat o los Spurs se ha podido apreciar que cuando los jugadores le ponen corazón, pueden imponerse a cualquiera.

Hace falta tranquilidad ante todo y desplegar un juego colectivo, basado en la ayuda mutua y no cebarse en las individualidades.

Hemos perdido batallas, pero todavía no la guerra.