Es bien conocido el rechazo de Kobe tanto al júbilo colectivo, como a perder siquiera un partido. De ahí que a lo largo de toda su carrera haya sacrificado su cuerpo por un fin: ganar, o lo que es lo mismo: "ANILLOSSSSSS" (tal y como lucía su camiseta el otro día en el training camp haciendo referencia al siseo de una serpiente, la Mamba Negra). Por desgracia, esta mentalidad no le ha acompañado en los últimos años en la franquicia angelina.
Hemos visto la indirecta que ha lanzado en unas declaraciones criticando la displicencia de su anterior entrenador, Mike D'Antoni, el cual pasó quemando más ilusiones que apagando el fuego que provocó Mike Brown. También las decisiones poco ganadoras desde los despachos. No voy a valorar el roster de los Lakers 2014-15, esto ya lo ha hecho mi compañero. Pero, ¿qué hay de Kobe?
Después de 18 años en la liga y 31.700 puntos, hablar de que estamos ante historia viva de la liga, es casi ya un tópico. Él mismo se describió la semana, cuando pasada le hicieron dos preguntas seguidas: "¿qué es lo peor de ti?" y "¿qué es lo mejor de ti?" En ambas, la respuesta (mirando fijamente a Mike Trudell, lleno de seguridad en sí mismo) fue la misma: el carácter. Black Mamba no tiene ni tiempo ni ganas de risas y buen rollo en el vestuario, y menos jugando sus últimos minutos de carrera. Ni lo quiere ahora, ni lo quería con un DH12 que no supo comprender que cuando Kobe pisa una cancha es para ser el mejor y ganar, aunque sea la de entrenamiento. ¿Serán sus compañeros partícipes del sacrificio y devolverán la garra y la lucha con sabor a Playoff al Staples o, por el contrario, se verá obligado Bryant a tomar las riendas y luchar él solo contracorriente una vez más?
No sería la primera vez que pasa esto, pero esta vez ya no es tan fácil. Black Mamba tiene 36 años y viene de una grave lesión. King James vuelve a su ciudad con muchas ganas, y una plantilla que a veces parece más una asociación del NBA 2K, que una franquicia real. Durantula ya reina, no es el mismo que años anteriores se topaba con los Lakers y acababa perdiendo. Rose, aún en incógnita, tiene el mejor equipo que nunca ha tenido a su disposición. Los Spurs en su mundo poco mediático, hacen gala del trofeo Larry O'Brien y de un jóven Leonard, que ya ha sido MVP de unas fnales, y en el que depositan su futuro. Hasta escribir estas lineas poniéndome en la piel Kobe se hace cuesta arriba.
Estamos ante los últimos años de los tiros imposibles, el dominio del clutch time y la elegancia que desprende el aura de un guepardo (dicho por el propio KB24) realizando fadeaways. Al otro lado del pais, su amigo Paul Pierce, viene a poner ejemplo y veteranía a unos Wizards que huelen a victoria, mientras que él, puede que tenga que poner hasta su sangre y esa cara de rabia que todos conocemos, para arañar un séptimo u octavo puesto de Playoff. ¿Hará ese sacrificio? Estemos seguros de que sí.