Será imposible no echaros de menos

Cuando las leyendas te decepcionan realmente no sabes muy bien que pensar, sabes que su momento ya pasó, sabes que probablemente esta era la última oportunidad de muchos, sabes que con casi toda seguridad algunos no pudieron hacerlo mejor, o sabes que a algunos ni siquiera les dejaron pisar la pista en este día... Las leyendas se van, y se van como se van...

Voy a intentar ser más claro, jugadores como Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, José Manuel Calderón o Felipe Reyes es muy probable que no vuelvan a vestir la camiseta de España, y se despiden con este tremendo varapalo. Todos estábamos ilusionados con este Mundial, también los jugadores claro, jugábamos en casa, jugábamos con los mejores, sin bajas, estábamos comprometidos al cien por cien con el campeonato, e incluso parecía que la afición se veía recompensada con sendas palizas en cada encuentro de la primera fase, todo parecía ir sobre ruedas. Las dudas de los partidos de preparación habían desaparecido y, con el permiso de Estados Unidos, no hacíamos sino que confirmar las sospechas de que eramos favoritos a levantar el trofeo en casa, favoritos para ganar nuestro segundo mundial en ocho años.

Las primeras nubes asomaron en el partido contra Senegal. El partido contra los africanos fue uno de esos partidos que sabes que podrías haber perdido perfectamente (pese a ganar de veinte), si uno de los Gasol no hubiera estado al cien por cien o si Dieng (por nombrar a la estrella del equipo contrario) hubiera tenido su día. El partido contra Senegal era el primer aviso serio, no estábamos tan bien...
Aún así, pocos fuimos los que nos percatamos de esto, probablemente muchos solo mirarían el marcador final, otros, los que vieran el partido, a lo mejor disfrutaban con el show del partido y la abultada diferencia, y otros creo que simplemente ni siquiera verían el partido porque... "bah, es Senegal".

El primer tanto en los cuartos de final no nos lo anotábamos nosotros, por increíble que parezca y pese a jugar en casa, el aspecto de la motivación era claramente un factor perdido. No podría definirlo mejor que el internacional y campeón NBA Boris Diaw: "Nosotros teníamos la motivación de ganar, ellos tenían la motivación de no perder". Partiendo ya con esa base negativa, cabe centrarnos ahora en la salida, un público frío "arropaba" a la selección española que tiene la peor salida de todo el mundial con un 11-2 en contra, pese a todo, la situación se lograba controlar al final del primer cuarto donde el marcador era parejo.

Pero el tanto definitivo lo encajaríamos en los banquillos... No había color, ellos tenían al excelentísimo Vincent Collet, técnico milagro francés que ha devuelto la gloría (y la esperanza, no menos importante) por el baloncesto en la patria gala, incluso cuando juegan sin sus estrellas como en este Mundial, mientras que nosotros nos conformábamos con el insulso Juan Antonio Orenga, un entrenador al que se viene criticando durante todo el Mundial por su falta de rotación o por su pasividad a la hora de pedir tiempos muertos, y que hoy, en un día clave y bajo presión, no iba a mejorar. Muchas veces es lo fácil, culpar al entrenador, pero muchos no entendimos ya en su momento que se le renovara, menos aún bajo la circunstancia tan especial que se daba de jugar un Mundial en casa, siendo además favoritos... Muchos fueron los que entonaron el grito de "Orenga dimisión", yo voy a ser un rebelde y voy a ser más directo aún, voy a gritar "Saez dimisión", porque Saez es realmente el culpable de todo, Saez es quien renovó a Orenga cuando nadie lo esperaba, ni siquiera los jugadores, y porque Saez es esa persona que lleva años tomando decisiones erróneas, y, quien sabe, tal vez privándonos de que la mejor generación de nuestra historia fuera aún una generación más de oro.

Pero yo hoy realmente quería despedirme de ellos, esos jugadores que probablemente no vuelvan a disputar un campeonato con España y que nunca podrán borrar su nombre de la historia porque son tan jodidamente grandes, que podremos contarle a nuestros hijos que les vimos jugar.

Gracias Pau.
Gracias Calde.
Gracias Navarro.
Gracias Felipe.

Será imposible no echaros de menos.