Adivina quién viene esta noche

13 de mayo de 1961 nacía en Trenton, capital del estado de New Jersey, Dennis Keith Rodman. Hijo de Sherley y Philander, vivían con lo justo y sin ningún tipo de lujo en una pequeña casa. Cuando el pequeño Dennis nació, su madre era ama de casa y su padre piloto de las fuerzas armadas. Philander, nunca pasaba mucho tiempo en casa por motivos de trabajo, pero tampoco hacía mucho esfuerzo para estar con el pequeño Dennis y la pobre Sherley tenía que hacer de padre y madre a la vez, como el ejemplo de madre “coraje” que tenemos todos en la cabeza. Dennis tenía dos hermanas Debra y Kim, más jóvenes que él y tuvieron con Dennis un vínculo muy fuerte, debido a la poca presencia paterna en el hogar.

Cuando las cosas no van bien durante mucho tiempo, es muy difícil que las aguas vuelvan a su cauce, y Philander Rodman después de una larga temporada sin dar señales de vida en su propia casa, abandonó a su familia y puso rumbo a Filipinas, más concretamente a Manila. Solos, como siempre estuvieron, en verdad y viéndolo desde fuera siempre estuvieron sin un padre de familia, ya que Philander nunca hacía acto de presencia por una larga temporada, pero no es lo mismo pensar que un día dejará las fuerzas armadas para quedarse, que por otra parte, pensar que se fue para no volver, que los abandonó prácticamente si nada (puesto que los trabajos de Shirley eran como apoyo a la familia, nunca como sueldo base de la casa). Sin duda un punto de inflexión en la vida de cualquiera, Shirley acompañada de sus tres hijos, no volvió la cabeza atrás y se juró que sacaría esta familia adelante.


Había que romper con el tipo de vida que tenían en Trenton, tenían que hacer lo que fuese para que la vida cotidiana, como si un círculo vicioso, les recordase a aquél cabeza de familia que casi tuvieron. Sherley decidió criar a sus hijos a dos mil kilómetros de New Jersey, y Dallas emergente a principios de los setenta les esperaba. Sus medios económicos, por sí solos, colocaron a la familia en Oak Cliff, un barrio que en la época, era sin duda una de las peores zonas de la ciudad.

Nuestro protagonista empezaba a crecer y normalmente todo chico que va al instituto le empiezan a gustar, casi a partes iguales, el deporte y las chicas, y digo normalmente, porque Dennis, era una excepción. En el deporte no era un prodigio, pero en esa época si no querías llamar la atención tenías que escoger algún deporte, y el destino le puso un balón de baloncesto en las manos, aunque bien es verdad que con su 1.68, Rodman, no daba la “talla” y con su poca técnica se quedaba en el banquillo.

Llegaba una preocupante etapa en la vida de cualquier joven de cualquier parte del mundo, la pubertad. Para Dennis, si cabe, aún fue más preocupante, el crecer en un entorno femenino toda su vida, con Sherley (aunque la madre “coraje” casi solo usaba la casa para dormir, ya que hubo épocas que llegó a tener cuatro trabajos a la vez) y sus dos hermanas, Debra y Kim, le creó a su inmadura cabeza una sensación abrumadora de tener demasiado respeto por la mujer, hasta el punto de dudar si era homosexual. Esas pequeñas inseguridades en un principio, se fueron acrecentando hasta que Rodman, con veinte años, tuvo su primera experiencia sexual y fue con una prostituta, que al inseguro muchacho le dejó una sensación desagradable y le hizo recapacitar.

Cuando acabó la secundaria, Dennis encontró trabajo de conserje en el Aeropuerto Internacional de Dallas y fue una alegría para él, porque podría quitarle un peso de encima a su madre y a sus hermanas, pudiendo buscar un poco más de prosperidad. Trabajó en el aeropuerto durante un año, no es mucho tiempo, pero es que algo en su vida había cambiado, había crecido veintiocho centímetros en un año y se planteó muy seriamente a lo que en secundaria había dejado, el baloncesto.

Con casi veintidós años, Dennis Rodman, se enrola en las filas de la Universidad de Gainesville, Texas, donde sólo está un semestre haciendo medias de 17.6 puntos y 13.3 rebotes. Después de su corta estadía en Gainesville, Rodman es transferido a Southeastern Oklahoma State University. En esta universidad, Dennise fue tres veces All-American y en tres temporadas allí, promedió 25.7 puntos y 15.7 rebotes, no está mal para un chico que nunca se le dio bien este deporte. En estos torneos, el bueno de Rodman, ya comenzaba a levantar la expectación de algunas franquicias NBA, en el que veían en él un seguro en el rebote.

El baloncesto le estaba cambiando la vida, y él casi no se estaba dando cuenta porque todo estaba ocurriendo demasiado rápido. El verano de 1981, Dennis, trabajó en un campamento de verano de baloncesto juvenil, para evadir un poco la mente del tormento que tenía en casa. Rodman nunca tuvo un mejor amigo, y en aquél campamento de verano empezó a conocer a un joven blanco, delgado y un tanto tímido llamado Bryne Rich. En un principio, Dennis intentaba sonsacarle porque se comportaba así, y Bryne llegado un momento en el que de verdad se empezaba a sentir cómodo con nuestro protagonista, se lo confesó. –La verdad que no es fácil, llevo una temporada así porque hace cosa de seis meses, fui de caza con mi mejor amigo. Estaba empezando a anochecer y escuché un ruido a lo lejos entre los matorrales y disparé dos veces. Era mi amigo, lo había matado… ¡Está muerto y es por mi culpa, Dennis!— Dennis rápidamente lo abrazó y no se separó de él en toda su estancia en el campamento. En esos días Rodman pudo ver como Bryne, cada vez se abría más con él y como de verdad se empezaban a entenderse el uno al otro, hasta el punto que cuando le preguntaban a Dennis por Bryne, con una sonrisa en la cara decía: —Es mi mejor amigo—.


Una noche el joven Bryne invitó a Dennis a cenar a su casa en Oklahoma, donde Rodman no fue bien recibido. La raza afro-americana a principios de los ochenta, por controversia y motivos políticos no estaba muy bien vista y los padres de Bryne eran de ese pensamiento, pero poco a poco Dennis les cambió su forma de pensar. Ellos vieron como trataba a su hijo y como su hijo dejó de ser un chico introvertido y depresivo a todo lo contrario y todo gracias a Rodman. La familia Rich, viendo que Dennis se encontraba “solo” (ya que llevaba mucho tiempo sin tener mucha relación con Sherley y sus hermanas) le propuso quedarse en el campo con ellos y vivir en la granja, cambiando la ciudad por el campo. Rodman volvió a la ciudad, habló con Sherley y finalmente se fue al Oklahoma más profundo a cambiar su vida.

Un día cualquiera, después de sus continuas buenas actuaciones en la universidad, llamaron a la puerta unos hombres de traje diciendo ser directivos de los Detroit Pistons y queriendo hablar con el joven Dennis. La NBA llamaba a su puerta, y de qué manera.

En el puesto número veintisiete del Draft de 1986, fue seleccionado Dennis Keith Rodman por Detroit Pistons. Se enfundó la camiseta de Motown y con ella llegó a conseguir dos campeonatos de la NBA en 1989-1990. Sin lugar a dudas se estaba convirtiendo en una estrella, pero una estrella que no destacaba por su anotación, sino por su dedicación en la defensa y su continua brega en el rebote.

Dennis tenía demasiada rabia contenida por todo su pasado, y aunque Bryne le cambió mucho, la NBA le llevó a la deriva psicológicamente. Había conocido a una mujer con la que tuvo una hija repentinamente y esta, sin darle muchos motivos, se llevó a su hija a Sacramento y en 1992, su entrenador en Detroit Pistons, Chuck Daly (que Dennis llegó a decir que fue el padre que nunca tuvo), dejó los Pistons para dirigir a los Nets, en su New Jersey natal. Rodman con todo esto, entró en una profunda depresión hasta el punto de que esta historia se podría haber acabado aquí. A mitad de temporada de 1992, Rodman fue hallado a las afueras del estadio de los Pistons, en una camioneta, con una escopeta cargada… acababa de intentar suicidarse, psicológicamente no estaba en sus cabales y cuando le preguntaron alegó: —He matado al viejo Rodman, para dejar salir al nuevo—. Cuanto menos preocupante.

Con esta actuación, Detroit Pistons al término de la temporada lo traspasó a San Antonio Spurs, donde se tranquilizó bastante, pero un romance con la cantante Madonna, que distorsionaba el equipo, continuas faltas a entrenamientos y declaraciones como: —El 50% de la NBA es sexo y el otro 50% dinero— y —la NBA piensa que porque un equipo te pague ya eres propiedad de ese equipo las veinticuatro horas del día—, solo permitieron que Dennis Rodman estuviese un único año en los San Antonio Spurs de "El Almirante" Robinson.

En 1994, la vida quiso hacerle una seña como diciéndole, -te perdono-. Chicago se cruzaba en su vida, y con esa ciudad y ese equipo también Michael Jordan y aún más importante para él, Phil Jackson. Los aficionados en la ciudad de la mafia temían que Dennis pudiese romper un equipo que era imparable y con el que ya habían ganado el anillo de campeón el año anterior. Pero en ese preciso momento Phil, quiso hacer de alma gemela de Rodman y lo escuchó, lo aconsejó y hasta llegó a decir que entendía su comportamiento por lo que había pasado en su pasado. Y ese buen entendimiento puede que haya forjado uno de los mejores equipos de la historia de este deporte, siendo Dennis pieza clave.

Después de su gloriosa etapa en los Bulls, Lakers y Mavericks también contrataron sus servicios. Pero él ya había cumplido su misión, su seriedad ya no era la misma y salió por la puerta de atrás en los dos equipos, para más tarde recalar en México para intentar jugar alguna liga, ya que nuestro protagonista, después de todo el dinero que manejó durante años, estaba prácticamente arruinado.



A base de esfuerzo llegó a lo más alto en la vida, pero miró hacia abajo y le dio vértigo. Ya retirado, en un viaje a Manila, Filipinas, vio a su padre cuarenta y dos años después, esa espina la tenía clavada. En ese viaje se entero que tenía entre veintiséis y veintiocho hermanastros y en lo más profundo de su ser se volvió dolido a los EE.UU. Dolido, porque si ese padre cuarenta y dos años atrás, se hubiese quedado en casa con su familia, muy probablemente no veríamos al Rodman arruinado y en viajes a Corea del Norte, viajes organizados por el dictador del país, reuniendo en partido a viejas estrellas de la NBA arruinadas.

Vida solo hay una, y el Carpe Diem, fue, es, y será la filosofía de un Dennis Keith Rodman, que quiso tener una oportunidad en la vida con el baloncesto, y esa oportunidad, desgraciadamente, la tendrá que seguir buscando.