Hasta los extraterrestres fallan

Dos segundos y medio para el final. Uno abajo. La última bola sería para el mejor jugador del torneo y alma mater del equipo. Si la pelota entraba, la selección conseguiría su primer oro continental.

Recibe, se da la vuelta, y… falla. Rusia, campeona de Europa. Después de un desastroso partido de baloncesto, pero emocionante como ninguno, el tiro final de Pau Gasol no quiso entrar como tantos miles que si lo hicieron antes. Los más de 10000 españoles presentes en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid se irían compungidos a sus casas. De nuevo España lo hacía todo para ser campeón europeo, pero volvía a estrellarse en su sexta final perdida.


Se acuerdan, ¿no? Nos remitimos al verano del 2007, al Eurobasket que se celebró en nuestro país, justo un año después de ser campeones del Mundo frente a Grecia en tierras niponas. El torneo se encaraba con la ilusión y el convencimiento de ser campeones de Europa por primera vez después de ser subcampeones en el 35, el 73 (en España), el 83, el 99, y el 2003. Pero en 2007 todo parecía cambiar, con una selección poderosa que había manifestado su superioridad en un excelso torneo mundial en Japón. Y con la ayuda del público español, todo parecía atado.

El periplo de España comenzó en la gran ciudad del sur de España, Sevilla, encuadrado en el Grupo B junto a Letonia, Portugal, y Croacia. En la primera jornada, victoria sencilla frente a los vecinos lusos (82 – 56), más de lo mismo en el partido que nos enfrentó a Letonia (93 – 77), pero en la última jornada de la fase de grupos caímos frente a Croacia por un ajustado 84 – 85 pese al gran partido de Pau Gasol (26 puntos con 10/15 en TC).

Puesto que el balance frente a los equipos clasificados al Top12 (Portugal y Croacia) se arrastraba, España no iba a sufrir para clasificarse al KO, dando un golpe sobre la mesa en el primer partido, ya que Grecia sufrió las iras de los de rojo (76 – 58). Con un 81 – 69 se despachaba a Rusia, y en el partido final, Israel que pese a que se puso 10 arriba en el primer cuarto, sería aplastada por los locales sin piedad (99 – 73).

Clasificados como líderes, a España le tocaba en suerte un regalito envenenado, ya que se enfrentaría contra la Alemania del máximo anotador del torneo, Dirk Nowitzki (24 ppp). Nada parecía frenar al combinado nacional de Pepu, que masacraba a los teutones con un contundente 83 – 55, dejando a Nowitzki en 11 puntos, y realizando un partido coral fantástico (todos los jugadores anotaron al menos un punto, y siete de ellos, más de cinco tantos).

La euforia se desataba por momentos, y en semifinales nos vimos las caras contra una Grecia sedienta de venganza por la final del Mundial, y que quería aguar la fiesta española en el Palacio de Deportes. El partido, envuelto en polémica (aún se quejan los griegos de la dureza arbitral contra ellos al no permitir contactos contra los españoles) y embarrado al máximo, se lo llevó España por cinco puntos (82 – 77) con un Gasol (23 pts, 7/11 TC) y un Navarro (23 pts, 7/10 TC) legendarios, con Jose Manuel Calderón como escudero.

En todos los escenarios posibles, España se había desenvuelto a las mil maravillas durante el torneo, y nada parecía frenarlos. Aunque una presión mediática y popular brutal pareció frenar a la selección en la final, donde esperaba Rusia. El nivel baloncestístico de la final, como comenté al principio, estuvo muy por debajo de lo esperado, con una Rusia que planteó una guerra de guerrillas a Pau Gasol, que llegó extenuado a la final.

En el primer cuarto, España  tenía una marcha más, que desapareció en el segundo periodo. Ya que de mandar de once puntos, al descanso, la selección rusa se acercaba a tres tantos (34 – 31). Ni Pau ni Navarro estaban en el partido, con un Kirilenko que pese a cometer la cuarta falta en el minuto 27, seguía en pista y mandando con mano dura. A España la mantenía en el partido el tiro exterior, hasta que al principio de los últimos diez minutos, Rusia empezó a tomar ventajas pequeñas, lo que terminó de cortocircuitar el partido.

En un último minuto frenético, la bola fue a parar a las manos de JR Holden (federativamente Dzhon-Robert Kholden, ya saben, cosas de las nacionalizaciones), que con seis segundos de tiempo se levantó desde cinco metros con la defensa de Calderón, y su tiro, con el dramatismo que una gran final requiere, acabó por entrar a falta de 2’5 segundos. 59 – 60, tiempo muerto de Pepu.

La táctica era clara, balón a Pau y que el de San Boi resuelva. Pau aceptaba la responsabilidad. Desde el centro del campo puso la bola en juego Jiménez, haciendo llegar sin demora el esférico a Gasol, que recibió de espaldas al aro, se giró, y con un fade-away soltó un tiro lejanísimo que tocó la tabla, el aro, pero no besó la red. Final del partido, 59 – 60, y Rusia campeona.

Pero pese al trauma que causó la derrota, el fatal desenlace le dejó una espinita clavada a Pau, que le ha hecho ser un fijo en las convocatorias nacionales (solo renunció al Mundobasket 2010), y que nos ha permitido ser doble medallista de plata en los JJOO, y doble campeón europeo.

Te hemos perdonado el fallo, Pau.