Estilismo y basket del nuevo marketing

Pese a que el aficionado aventajado cree que la mayor diferencia entre la NBA y Europa es el espectáculo baloncestístico, yo siempre he creído que la brecha es cuestión de vender mejor su producto. Porque la NBA es más producto que deporte, eso es innegable.

Hoy en día, en plena cultura de la imagen, hemos visto como la apariencia física de los jugadores ha marcado tendencia y ha creado iconos. Los histriónicos looks de Dennis Rodman, imitado por Ron Artest (Metta World Peace) o los inexplicables peinados de Scott Pollard. Pero como icono no olvidamos las barbas postizas que en 2006 causaron furor en Memphis a raíz del look tipo ‘homeless’ que protagonizó Pau Gasol en su paso por la franquicia de Tenesse. Probablemente la heterogeneidad de la liga con la llegada de, cada vez, más extranjeros hayan provocado que matas de pelo como las de Noah y Varejao hayan causado furor en sus respectivos pabellones.


Pero hoy en día el rey, y creador de tendencia ha sido James Harden. El escolta de los Rockets, con su look del medio oriente ha generado tal flujo alrededor de su barba, que tiene camisetas y hasta USBs. Incluso ha bromeado sobre la cantidad de dinero a percibir si se afeitara la barba, eso sí, siempre de manera benéfica.

Su legado está siendo curioso. En Europa, es Sergio Rodríguez quien lleva la voz cantante que ha ido extendiendo tímidamente en su equipo. Sin embargo, el rookie del año en este aspecto es el griego Kaimakoglou quien pasea por cazan su imagen de leñador. Pero no todo son barbas. El peinado pijo, metrosexual o como querais llamarlo nos está invadiendo. En pleno auge vintage, jugadores como Felipe Reyes se peinan raya a un lado, engominado, a lo Fernando Martin. Navarro, su colega de generación se deja el pelo algo largo para raya al centro con un flequillo prominente. El lituano Kleiza se deja media melena, pareciendo un auténtico magnate salido de Miami…


El look ‘random’ ha dejado de ser lo normal. Cintas, trenzas y otros complementos han dado paso a una imagen personal y única de cada uno de nuestros jugadores. ¿Por qué no nos aprovechamos y lo vendemos como un suplemento de nuestro deporte?